miércoles, 15 de febrero de 2012

No importa la montaña, juntas lo sobrepasamos todo.



Lamentablemente, nunca pude describir la angustia que sentí el día que supe que tendrías que partir... Nadie ha podido reemplazarte, ni creo encontrar (tampoco busco) alguna persona que se ponga a tu nivel de locura, que tanto me gustó; y te seguí los pasos (no todos) pero juntas supimos aprender, el significado de la AMISTAD... y tan sólo en un par de años. Nunca creí odiar tanto a la distancia. Los únicos testigos de nuestras travesuras: La luna y el sol. Cuanto desearía tenerte acá conmigo hermana... Para que podamos compartir los momentos que nos quedan por vivir, y poder acompañarnos en todo como antes; y aunque finjamos, no es lo mismo... No hay consuelo cuando me pongo a recordarte, más que vivir con el pensamiento de que hoy en día estas mejor... Porque no estaba bien con tu intranquilidad; con saber de tu sufrimiento. Fue tu decisión, pero fue también la mía la manera de superar tu ausencia... De peleas, a abrazos... Fue todo tan rápido, que tengo miles de momentos juntas en mi cabeza ahora. No sé cual fue el momento en que todo empezó a cambiar, sólo sé que jamás lo hubiese deseado así... Nunca nadie entenderá, esto tan lunático que ambas construimos! Espero con ansias nuestro próximo reencuentro, y un abrazo infinito lleno de sinceridad... Porque con vos nunca fingiré. Te amo con lo más profundo de mi corazón. Aunque eran tiempos dorados, pero sé que se repetirán... Más allá de las piedras que tuvimos que esquivar; 
GRACIAS POR SER MI FIEL COMPAÑERA

Martina Padellaro

No hay comentarios:

Publicar un comentario