Mis brazos, abiertos.. tan cansados de esperarte.
Mis ojos, rojos de tantas lágrimas;
descuidados de todo lo que pase a mí al rededor...
descuidados de todo lo que pase a mí al rededor...
sólo por estar pendientes a mi puerta por si acaso un día decides regresar...
Mis piernas, agotadas de recorrer el camino del recuerdo, lleno de espinas.
Mis manos, se descargan en este teclado ordenadas por
mi mente.. Quien no hace más que pensarte todo el tiempo,
e intenta borrarte pero no logra hacerlo.
Mi cuello ansía un futuro beso tuyo, que sea eterno...
Mis oídos volver a escuchar tu dulce voz,
y mi boca apegarse a la tuya donde
nuestros cuerpos se contengan el uno al otro.
Mi nariz extraña tu perfume;
espalda y hombros tus caricias...
Y mi confianza quiere recuperarte;
mi razón dice que debo dejarte ir pero...
estarás siempre en mí, culpa de mi corazón.
Martina Padellaro
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