Recuerdo que estás en mi mente, desde que puedo recordar... Desde que aprendí a valorar el amor que perdí, tarde; pero seguro. Y aun que mataría, haría todo por una oportunidad más; sigo pensando que... el destino se encarga de cada uno; y que sí no fuimos correspondidos el uno al otro, existe una razón. Muriendo por dentro, descubriendo que nada se compara con lo que fuiste, o con lo que diste por mí. La estoy pagando, y te ponga bien, o no te interese, sé que tenes bien en claro que nadie daría tanto por vos como lo haría yo. Fuiste, mi profesor, mi enseñante en eso de quererse, mi primer verdadero amor, porque me hiciste sentir viva, contenta, y te puedo asegurar, que en un año de distancia jamás volví a sentirme así, y extrañarme tanto como era cuando estábamos juntos. Tengo entendido que aún me quieres, y que en ningún tiempo tienes planeado admitir que en verdad cambié, y que estoy dispuesta a recuperarte, y revivir ese dulce amor. Pese a que la culpable de nuestra despedida fuera yo, tu orgullo no supo perdonar a esta estúpida impulsiva, que te perdió por un error. Sos... la esperanza que aún poseo, la ilusión de un "volvamos", el remordimiento que me arde dentro, la espera que me mata sin parar, el rencor conmigo misma, la razón de mi melancolía, las largas noches de meditación, las tardes de rememorar hasta los más pequeños detalles, el adiós que nunca podré aceptar; y serás nada más que, por siempre esas miles de imágenes rodando en mi cabeza viviendo en mi corazón e imposibles de borrar, un recuerdo.
te extraño te necesito pero soy más que tu muñeca
Martina Padellaro
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